- La pregunta es qué más sabe hacer un bailarín
- La corta vida profesional del bailarín
Por normal general el ser humano
suele resistirse, de forma consciente o inconsciente, a los procesos de
transición. Y es que éstos indican que se aproxima un cambio inminente, en
algún aspecto de la vida. A pesar de ello, es inevitable que el tiempo pase y
lleguen momentos en los que se debe abandonar una etapa para dar la bienvenida
a otra nueva. Esto supone aventurarse hacia lo desconocido, lo nuevo, lo
borroso pero, al fin y al cabo, natural.
Los bailarines están educados
para soportar el cansancio, el dolor y el duro entrenamiento, la competitividad
y las críticas, la “disciplina militar” y la lucha contra el tiempo. Como dijo
Juvenal García, integrante de la Asociación
DanzaT , en el último Encuentro con el Sector en Valencia, así
como cualquier otro atleta de alto rendimiento, “los bailarines luchan por observar una evolución diaria y poder
alcanzar sus objetivos. Pero por entrenados y educados que estén hay algo
contra lo que no pueden luchar. Existe un aspecto para el que no se les prepara”.
¿Qué ocurre cuando una bailarina, a los 37, 38 o 40 años, ya no puede dedicarse
profesionalmente a ello? Ya sea por la falta de trabajo, porque por edad ya no
se la requiere, o simplemente porque físicamente ya lo ha dado todo. Cuando se
cierra la etapa como bailarina… ¿Qué viene después?
Éste es un caso más complejo y
trascendental de lo que aparenta. Si se tiene en cuenta que los bailarines
comienzan a introducirse en la danza a los cinco o seis años de edad,
aproximadamente, y dedican la mayor parte de su tiempo a ello; si pensamos que
a los cuarenta años, año arriba o abajo, deben dejar la profesión, entonces qué
otra cosa pueden hacer. Profesionales de danza y teatro han descrito esta
sensación como “pasar de un mundo en el
que todo gira alrededor de la danza, a un gran vacío sin sentido”. Otros lo
han interpretado como “Resetear su vida”.
La asociación DanzaT cree que “este caso es serio ya que entran en juego
los sentimientos y emociones de personas”. Y éstas se sienten, caso
demostrado, realmente perdidas como “en
otra dimensión”. Por este motivo defienden que, como en otros países,
debería existir lo que se denomina Programa de Transición para Bailarines. ¿El
motivo? Según Cesar Cascares y Miguel Tornero, de la Asociación DanzaT y APDCV, “podría servir de guía en el proceso; ayudaría a elegir una segunda
carrera y formas de financiar gastos; delimitaría la manera de obtener recursos
personales mediante servicios de asesoría y muchos otros caminos para facilitar
el cambio”.
En torno a esta cuestión se
encuentra una pregunta clave: ¿Qué más sabe hacer un bailarín? La respuesta
puede hallarse con un ejercicio que DanzaT brindó en uno de sus Encuentros con
el sector de la danza. César Cascares explicó que “se trata de hallar las cualidades de los bailarines y las competencias
trasversales que podría permitir el salto a otras profesiones”. Y es que
todas las condiciones que los bailarines desarrollan, pueden resultar muy
eficientes en el desempeño de otros oficios.
Se necesitan bailarines. Requisito... ¡JÓVENES!
Algunas de las características de anuncios en los que se requieren bailarines para pruebas o casting.
No hay comentarios:
Publicar un comentario